Tipos de cuchillas para cúter
Desde el asequible y clásico cúter de oficina con cuerpo de plástico, hasta la robusta navaja recta de hoja trapezoidal o el bisturí de precisión, cada útil de corte requiere una hoja específica. Grosso modo, las cuchillas de acero para cúteres se clasifican en cuatro grupos. Las cuchillas rectas largas, en primer lugar, cuentan por lo general con segmentos tronzables. Pretroquelados en el metal, estos segmentos permiten renovar el filo, para ello hay que partirlos, ya sea a mano o con el tronzacuchillas. Son adecuadas para cortar papel, cartulina, cartones ligeros, plásticos flexibles, etc
En segundo lugar, tenemos las cuchillas trapezoidales. Estas hojas, más gruesas y resistentes, están indicadas para cortar materiales duros. De hecho, se atreven incluso con tela asfáltica, goma muy gruesa o suelos de vinilo, por citar algunos ejemplo. Así, no es de extrañar que muchos de los cortadores para bricolaje precisen este tipo de cuchilla.
En tercer lugar, el bisturí de precisión, o escalpelo, usa cuchillas pequeñas, pero sumamente afiladas. Este tipo de hoja sirve para cortar materiales de manualidades con gran precisión.
Por último existen hojas circulares para el cortador rotativo —¡ese que parece un cortapizzas!—. La hoja circular es perfecta para cortar lona o tejidos, por ejemplo, en proyectos de patchwork, ya que, al contrario que la hoja recta, no arruga la tela.
Cómo seleccionar cuchillas de recambio para un cortador de oficina
¿Qué cuchilla necesitas? Lo primero que has de saber es si tu cúter usa hojas rectas fragmentadas, trapezoidales o tipo bisturí. Acto seguido, averigua el ancho de la cuchilla; por ejemplo, las rectas se fabrican en dos medidas: estrechas (9 mm) y anchas (18 mm). Así como este tipo de cuchilla es universal y sirven para cualquier modelo, de la trapezoidal, en cambio, hay varias versiones: con orificio central o sin él, con doble o triple muesca, etc.
En cuanto al material, las cuchillas de cúter suelen fabricarse en acero al carbono o acero inoxidable. En el primer caso es común que la hoja venga bañada con un aceite antióxido. El tratamiento térmico (endurecido, templado) permite aumentar la dureza del material y preservar el filo. También vale la pena considerar las hojas negras: al ser antirreflejantes ayudan a seguir con más exactitud la marca de corte.