Rectificar es de sabios
El mejor escribiente echa un borrón. Rectificar es de sabios. Sobre esto, pocas dudas caben: la goma de un borrador es miles de años más anciana que el grafito de un lápiz. Mucho antes de que se descubriera la primera cantera de grafito de Reino Unido, la civilización olmeca ya sabía producir goma a partir del látex natural que extraían del árbol del caucho.
Escribir es hoy más fácil que nunca
En la era de las máquinas de escribir, cambiar de posición un párrafo en un artículo como este suponía mecanografiar otra vez la hoja. Hoy, en cambio, escribimos a alta velocidad sobre la pantalla táctil del móvil garabateando por encima de las letras. Y el algoritmo del teléfono se encarga del resto: incluso de completar automáticamente las tildes. Bueno, solo las fáciles.
A propósito de las máquinas de escribir, ¿sabías que el típex que hoy usamos se originó en unas hojillas impregnadas de polvo blanco que servían para corregir errores mecanográficos? ¡La empresa Tipp-Ex no inventó el típex líquido y la cinta correctora hasta mucho después!
Pero sigamos recordando cómo se escribia antaño. ¿De dónde viene la expresión borrar algo de un plumazo? ¿Acaso se puede borrar una palabra, o incluso una frase, simplemente tachándola con la pluma? ¡Por supuesto que no! Ese acto de emborronar y tachar el papel derivó en la expresión de otra idea que aún hoy utilizamos: pasar algo a limpio.
Pues bien, desde que, tras una década de investigación, PaperMate presentase en 1979 el bolígrafo borrable Replay, las cosas han cambiado. Hoy, escribir es más fácil que nunca, ya sea a mano, ya con la ayuda de la tecnología. Si no, párate a pensar: ¿cuántas veces, a lo largo de un día, presionas la flecha izquierda ubicada encima de la tecla intro? ¡Eso ahorra muchos, pero muchos, borrones en tus documento! ¿Verdad?
Borrón y cuenta nueva
Para terminar, vamos a recordar brevemente cómo han evolucionado las técnicas para borrar, rectificar y corregir fallos de escritura. En clase, por ejemplo, las pizarras digitales han dejado obsoletos a los borradores de fieltro para las pizarras verdes para tizas o los de espuma, para las de rotulador de borrado en seco. En los folios, por su parte, ya no hay que recurrir a las gomas de borrar abrasivas para eliminar tinta, pues el trazo de un bolígrafo de tinta química como el Pilot Frixion se desvanece térmicamente por fricción.
Ah, ¿sabías que la expresión error garrafal nada tiene que ver con las garrafas? El garrofal es el fruto del cerezo de peor calidad y mayor tamaño que la cereza o la guinda. Por su tamaño no da lugar a confusión, así que, si coges garrofales en vez de guindas, ¡pues estas cometiendo un error garrafal!