Ventajas de los talonarios: el valor de la sencillez

Hacer una factura sin ordenador no parece cosa fácil. Pero la realidad es otra si se cuenta con el talonario apropiado. Un bolígrafo basta para elaborar un documento que puede rellenarse a mano sin olvidar ningún detalle. No hay más cáscaras: si se carece de equipo informático, toca recurrir a los métodos de antaño. Una solución que, como vamos a ver, tiene sus ventajas.

¿Pero qué es un talonario? Pues no es más que un bloc de hojas impresas que ayuda a cumplimentar todo tipo de documentos. Entre las plantillas más habituales destacan las de albaranes, facturas, pedidos, notas de entrega, participaciones de lotería, recibos de alquiler, llamadas telefónicas o notas de caja.

Ahora bien, una cosa es la sencillez ¡y otra cosa es crecerse en el castigo! ¿Se quieren copias del documento en cuestión? En ese caso la única opción razonable es usar talonarios autocopiativos. Estos permiten obtener copias del original gracias a sus hojas de papel químico. Gracias a este avance, ya no hay que intercalar papel carbón para duplicar los escritos.

Por su recubrimiento sensible a la presión, los talonarios autocopiativos solo son compatibles con bolígrafos convencionales con tinta de base aceite; por ejemplo: los bolis Bic de toda la vida. Los roller tipo Pilot, las plumas, los lápices, etc., en cambio, no marcan con suficiente fuerza el papel.

Por ser sensible a la presión del bolígrafo, el recubrimiento especial en el dorso de la página original y el anverso de la copia duplica el documento.

También existen talonarios copiativos de tres capas:

Los formularios impresos se pueden clasificar según su plantilla, su tamaño, su número de copias y el idioma en que están impresos. La plantilla puede ser para albaranes, facturas, pedidos y muchos otros modelos. Los tamaños van desde modelos de bolsillo hasta formatos Din A4. Pueden ser de una sola copia, o con original y una o dos copias. Las copias pueden ser numeradas.